Este pasado lunes, día 15, técnicamente terminó el “periodo de alto riesgo” de incendios Forestales" pero la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB) avisa sobre el peligro de nuevos fuegos.
Las condiciones meteorológicas y la falta de prevención producen la situación propicia para las llamas, aunque las mejoras en los métodos de extinción están favoreciendo el descenso de pequeños fuegos, recoge en un reportaje El Confidencial Digital (www.elconfidencialdigital.com
Así, durante los primeros siete meses del año pasado se produjeron 11 incendios de más de 1.000 hectáreas y 2.213 de menor dimensión. Los datos de 2016 confirman una importante reducción: sólo 5 y 933, respectivamente. Sin embargo, la proporción de superficie quemada por incendio no desciende de una forma tan proporcional.
La zona del Mediterráneo es la que mejor refleja la situación: es la que menos incidentes registró pero también la que más superficie vio arrasada. Lo explica Antoni Mur, responsable del Cuerpo de Agentes Rurales de Cataluña: “El 5% de los incendios arrasó el 90% de la superficie quemada”.
En la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB) existe una gran preocupación por lo que está sucediendo. Las condiciones climatológicas empeoran cada año que pasa. Y aluden a la llamada “Regla de los 30”. Es decir, una temperatura superior a los 30 grados, un desnivel geográfico del 30%, un viento por encima a los 30 km/h y una humedad inferior al 30%, recoge El Confidencial Digital en su reportaje.
Todas ellas se cumplen en la mayor parte del territorio nacional durante el mes de agosto, lo que eleva el riesgo de incendios a nivel de máxima alerta en muchas comunidades autónomas, como Andalucía y Galicia. En esta última, la superficie quemada en 2016 supera ya las 6.000 hectáreas.
Según Ignacio García Urquizo, secretario general de la APTB, este peligro podría disminuir de forma considerable si “durante el invierno” se implantaran las técnicas de prevención necesarias.
Sin embargo, el actual éxodo rural ha generado que “apenas se realicen labores de pastoreo y cultivo en el entorno rural. La población tiende al mundo urbano y esto genera una gran cantidad de superficie potencialmente combustible descuidada”.
Al contrario, sí ha crecido el número de segundas viviendas en terreno forestal. Un hecho que genera serios problemas en la interfaz forestal porque la mayoría de las urbanizaciones “no toma las medidas de seguridad necesarias”.
Si a las condiciones climatológicas propias del verano se suma la desatención humana, se alcanza lo que Ignacio García Urquizo califica como “unos bosques totalmente abandonados”. Una situación que, en su opinión, debería acometerse no solo con una mayor inversión sino con un nuevo modelo social: “Es cierto que se necesitan más cuadrillas y agentes forestales para que el bosque esté más cuidado, pero lo que debería incentivarse es un cambio en la sociedad a la hora de plantearse su papel en lis incendios forestales".