La primavera lluviosa ha disparado la aparición de enjambres de abejas en viviendas particulares, edificios públicos y espacios urbanos de Teruel, de donde han tenido que ser retirados por los bomberos para evitar picaduras, pasando de las 7 intervenciones registradas en 2017 a las 48 de 2018, según informa www.heraldo.es.
Y los avisos continúan. Las colonias de estos insectos son entregadas a apicultores –o recogidas directamente por ellos– para crear nuevas colmenas destinadas a la producción de miel.
La aparición de enjambres se produce cuando las colmenas alumbran a una segunda reina, que escapa con un grupo de abejas para fundar su propia colonia. Se establecen en los lugares más dispares, como pueden ser ramas de árboles, troncos secos o cualquier hueco en el que puedan asentarse. También se instalan en casas habitadas y edificios públicos. Pueden ocupar conductos de ventilación o aire acondicionado, huecos de las paredes, espacios protegidos por persianas o falsos techos.
En cuanto reciben una llamada de alerta por la presencia de enjambres, desde el Servicio de extinción de Incendios de la Diputación Provincial de Teruel (DPT) contactan con apicultores colaboradores que se desplazan hasta el lugar con sus propios equipos para retirar las abejas y poner en marcha así una nueva colmena. La campaña de recogida arrancó en el Bajo Aragón, donde las temperaturas son más altas y la floración es temprana, y se trasladó después a las tierras altas, más frías.
Cuando el acceso hasta el lugar ocupado por los insectos es difícil o peligroso o no hay ningún apicultor disponible, son los propios bomberos con su equipo de protección contra las picaduras los que se encargan de la retirada, como ocurrió la semana pasada en la iglesia parroquial de Lagueruela. Un camión equipado con un brazo mecánico y una cesta elevó al operario del parque de extinción hasta el hueco de la fachada donde habían anidado las abejas, también presentes en otros puntos del templo.
Los enjambres arrancados por los bomberos quedan depositados en un recipiente facilitado por los colmeneros para que puedan transportarlo con comodidad y seguridad hasta su explotación. Uno de los apicultores colaboradores, Ángel Armengod, ha retirado esta primavera tres enjambres de casas de Alcañiz a instancias del Servicio de Extinción de Incendios, pero además recogió otros 40 a través de llamadas de particulares o tras detectarlos personalmente. La cifra contrasta con los 2 enjambres que recuperó en 2017, un 5% de 2018.
La temporada excepcionalmente productiva ha permitido a Armengod pasar de 20 cajas de abejas a 60 en pocos meses. Afirmó que, aunque ha recibido más peticiones de ayuda de los bomberos, no puede atenderlas por falta de recipientes adecuados.
El apicultor ha explicado que, gracias a las lluvias intensas y prolongadas de la primavera, "ha habido una floración muy larga y melífera", lo que ha estimulado a las colmenas a criar más reinas dada la abundancia de alimento. Tras pasar el invierno en Alcañiz, ha trasladado sus colmenas a Villaspesa y otras poblaciones del entorno de Teruel, donde siguen apareciendo colonias, aunque con tendencia descendente.
Teodoro Menes, un apicultor de Lechago, también ha recogido 20 enjambres de árboles, troncos y oquedades en el suelo. Reconoció que el año es excepcionalmente productivo en miel, hasta el punto de obtener "la mejor cosecha de la última década".
Los apicultores coinciden en que, a pesar de su aspecto amenazador, los enjambres que surgen de las fugas de abejas de colmenas no son peligrosos, salvo que sean molestados. Aun así, el trabajo de los bomberos para conjurar el riesgo de picaduras se ha traducido en un 600% más de intervenciones que el año pasado.
Foto: www.heraldo.es