El Servicio de Bomberos de Valladolid tiene registrados tres episodios por emisiones de amoniaco a la atmósfera, y que se han detectado en la capital vallisoletana en los últimos 10 meses, según informa www.elnortedecastilla.es.
Su origen, pese a las gestiones, sigue sin aclararse por las autoridades municipales. Los dos primeros se detectaron el viernes 7 de octubre del 2016 y en la noche del sábado 26 de agosto de este año.
El último, ocurrido en la madrugada del sábado 2 de septiembre, provocó llamadas a la Policía Municipal y obligó a un equipo del Cuerpo de Bomberos a salir a la calle para comprobar los niveles y su posible riesgo para la salud.
Además del olor a este gas, y picores en ojos y garganta que se detectaron por paseantes y residentes de las calles López Gómez, Núñez de Arce, Plaza Mayor, San Nicolás, San Quirce, Plaza Universidad, Plaza de Madrid, Duque de la Victoria, o Plaza de España, algunos clientes tuvieron que levantarse de las terrazas instaladas en las calles.
Sin embargo, según explicó el jefe del Servicio de Bomberos de Valladolid, Javier Reinoso, "en ningún momento las concentraciones han sido tan significativas como para poner en riesgo la salud de los ciudadanos". Tampoco hay constancia de traslados a centros sanitarios para ser atendidos. De haber sido así, la Policía Municipal habría tenido que adoptar medidas de aislamiento mayores.
Los responsables municipales recuerdan que no existe una normativa (ni estatal, ni autonómica) específica sobre estas emisiones, y solo se regulan con criterios de uso en materia de seguridad y prevención de riesgos laborales.
Según la misma, las emisiones no son nocivas si no sobrepasan las 25 partes por millón de volumen de aire de amoniaco en un intervalo de ocho horas seguidas en ese ambiente. A partir de esa cantidad, se considera que es perjudicial, pero en un entorno laboral. Esta norma admite picos de concentración de 35 partes por millón en el volumen de aire durante 15 minutos, o de 50 partes en cinco minutos.
"Las mediciones que efectuamos en las calles el pasado sábado no comportaban concentraciones que superasen dichos niveles", insistió Javier Reinoso. No obstante, tanto Bomberos como la Policía Municipal han comenzado a tomarse en serio estos tres episodios para tratar de buscar una explicación.
Dos son las hipótesis con las que se trabaja: por un lado, determinar si el origen del amoniaco que llegó en esas tres ocasiones a esas zonas del centro es fruto de la actividad de una industria. Fuentes de los Bomberos indicaron que podría proceder de alguna empresa de aluminio, situada en el polígono de Santovenia de Pisuerga, y que el viento lo habría propagado hasta la capital.
Los agentes ya realizaron controles que dieron negativo en esa zona, pero bastantes horas después de que sucediera alguno de los tres episodios.
La segunda hipótesis con la que se trabaja es que el olor a amoniaco fuera consecuencia de un vertido al alcantarillado, lo que provocaría su expansión por la red del centro. El olor no se ha detectado en barrios como Parquesol o Huerta del Rey.
Se da la circunstancia de que cuando ocurrió el episodio de octubre del año pasado, un empleado de los bomberos llegó a comprobar tras las llamadas si el gas podría proceder del vertido hecho en un contenedor de basura, y su propagación efectuada durante el recorrido que hacen los camiones de Limpieza.
Foto: www.elnortedecastilla.es