Al menos 43 personas han muerto en los incendios que han arrasado con la mitad norte de Portugal y 71 han resultado heridas desde el domingo, día en el que se registraron más de 500 fuegos forestales en el país vecino, según informa www.elmundo.es.
Tras una reunión urgente de la Autoridad Nacional de Protección Civil lusa del pasado lunes, el primer ministro portugués, António Costa, declaró el Estado de Catástrofe en todos los distritos ubicados al norte del paso de río Tajo en tierras lusas.
El primer ministro luso admitió que "no hay bomberos suficientes para responder a todas las situaciones que surgen". Ante las dimensiones de la amenaza, a última hora del domingo Portugal activó el Mecanismo Europeo de Protección Civil, el cual les permite pedir ayuda a Estados miembros de la Unión Europea y a Marruecos. El Mecanismo ya ha sido activado varias veces a lo largo del último verano, pero en esta ocasión por primera vez España se ve ocupada con la lucha contra fuegos en su propio territorio, lo que puede complicar la inmediatez de la respuesta comunitaria.
A lo largo de esa noche se efectuaron evacuaciones de poblaciones por todo el norte del país, desde la ciudad norteña de Braga -donde varias casas dentro del área metropolitano ardieron durante la madrugada-, hasta las villas históricas de Óbidos y Mafra. Partes de la turísticas playas de Eiciera, Vierira, Tocha, Mira y Quiaios también fueron evacuadas ante el avance de las llamas, que en algunos sitios llegaron hasta las orillas del Atlántico. En Leiria muchas de las mismas aldeas que se vieron afectadas por los devastadores incendios de junio tuvieron que ser evacuadas, y la población cercana fue instada a refugiarse en la Base Aérea de Monte Real; el fuego alcanzó y quemó una parte de la instalación militar durante la madrugada, aunque finalmente los efectivos de la Base consiguieron controlar el incendio. Al llegar la mañana, las autoridades lusas indicaron que al menos 30 concellos se encontraban en alerta máxima ante la amenaza del fuego.
Según la Liga de los Bomberos portugueses, entre las víctimas mortales confirmadas se encuentran cinco personas que murieron calcinados en Oliveira do Hospital y cuatro que murieron en un barracón en Vouzela. Uno de los casos más llamativos es el de una joven embarazada que murió en un accidente mientras intentaba escapar de las llamas en la autopista A-25, y el de un bebé que ha fallecido con apenas un mes de edad.
Los bomberos se quejaron de la falta de apoyo y medios, en algunos casos solicitando la ayuda directa de los ciudadanos al no poder atender los frentes abiertos. Tal y como ya aconteció en otros incendios registrados durante este último verano, también fallaron las comunicaciones entre quienes participaron en las labores de extinción en Guarda, Coimbra y Viseu.
Con más de 100 víctimas mortales en los fuegos registrados en Portugal este verano, aumenta cada vez más el número de personas indignadas con la gestión gubernamental de los incendios, y particularmente con la actuación de la ministra de Administración Interna, Constança Urbano de Sousa, última responsable de esta materia en el país vecino y que dimitió el pasado miércoles. El mandato de la política ya fue cuestionado en junio, cuando se produjo la muerte de 64 personas en el devastador incendio de Pedrógão Grande; un informe independiente presentado la semana pasada indica que muchas de las muertes eran evitables, y que la falta de coordinación efectiva entre las autoridades responsables empeoró la situación, poniendo vidas en riesgo.
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